Eres amada
Este escrito no es tan antiguo, tiene fecha del 12 de mayo de 2016. Al leerlo me viene a los sentidos la sensación de soledad que me acompañaba cada uno de esos días:
“Simplemente hay días en que sentirse amada se vuelve una tarea de lo más imposible. Y digo “tarea” porque es de suponerse que sentirse amada o feliz solo es responsabilidad de uno mismo. ¿Lo es?
Pero en ocasiones no se puede ignorar que el ambiente que nos rodea se vuelve hostil para la mente engañosa que te hace sentir que no, que simplemente no eres amada, y ni siquiera sabes si mereces serlo. Estoy tan cansada de sentirme así, todo el santo día hay un ambiente triste que no se como borrar.
Luego llegan esas acusaciones…
“¿qué hice mal? ¿hice algo para que él se enojara?, ¿ya hice que se cansara de mi? ¿Ya no estoy tan bonita? ¿No estaré en buena forma? Y mil cosas que tienen que ver en todo con uno mismo pero no con los que están a nuestro alrededor.
Y honestamente te sientes perdida, ahogada en las acusaciones de tu propiamente sin ninguna opinión objetiva que te haga notar lo errático de tus pensamientos. Porque al final de cuentas son eso, pensamientos erráticos que van divagando de una esquina a otra en nuestra biblioteca de recuerdos y sensaciones cerebrales”.
Durante esta época aún estaba casada, no voy a decir que cada día fue triste, porque no fue así, sin embargo hubo muchísimos días y temporadas donde me sentía totalmente abandonada. Ahora que leo esto y lo puedo apreciar desde otra perspectiva, me doy cuenta que el estado de aislamiento en el que me encontraba no le daba espacio a nada o nadie para hablar a mi vida y hacerme entender mi valor como persona.
Viví este proceso sola, sin comunidad, sin mi familia. Creyendo que yo podría arreglar las cosas por mi misma y que no era necesario ser vulnerable con nadie. Preferí guardar una reputación que vivir una vida plena. Así fue por mucho tiempo hasta que un día me di cuenta de lo lejos que estaba de mi camino, de mi familia, amigos y sobre todo de mi propósito.
Vivir en comunidad es necesario para el alma, estamos construidos para vivir juntos, para tener amigos, para hablar y dejar saber a otros quienes somos, cuales son nuestros miedos, nuestras debilidades y grandezas. Es obvio que el contexto en el que crecemos, ya sea religioso, estricto o autoritativo; muchas veces nos hace privarnos de ser vulnerables hacia los demás.
Pero siempre podemos re-aprender. Encontrar un lugar a donde pertenecer y no tener miedo a pedir ayuda o expresar lo que hay en nuestro corazón. Cuando lo hacemos no solo liberamos el alma, sino que nos volvemos aptos para ayudar a los demás que están pasando por circunstancias similares, nos volvemos dadores y no solo extractores de valor.
El aislamiento solo te llevará a circular al rededor de tus pensamientos erráticos, al encontrar comunidad, amistad y hermandad, estas dando permiso a que otros te saquen de ese circulo y te hagan ver lo valioso que eres, eres amado(a), eres único(a) y tienes que saber lo hermosa que es la vida plena que está esperando por ti.
Cindy Arguello
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