Este escrito tiene fecha del año 2011, aunque no tiene mes ni día, estoy segura fue justo antes de tener el primer ataque de pánico en toda mi vida:
“Recuerdo vagamente esos episodios, no son memorias claras, son más bien como imágenes borrosas en mi mente, aunque las sensaciones siguen presentes en mi cuerpo.
Mi corazón latía tan rápido, lo sentía en mi cuello, en mi estomago, no podía llenar mis pulmones, como si algo los sujetara contra el suelo.
Un calor y escalofrío a la vez recorría mi cabeza y todo mi cuerpo.
Tenía miedo de algo, pero nunca supe de que.
Era solo una niña, tenía 8 ó 9 años tal vez, pero odiaba la noche, despertar en la madrugada sobre exaltada, con miedo, a las 3 de la mañana. ¿Parece de película de terror verdad? Pero era algo constante, cada noche, puntualmente a las 3 de la mañana despertaba con un miedo tan profundo, no sabía porque, yo solo era una niña.
Un día ese episodio quedó atrás, después de una oración de mis padres todo volvió a la normalidad, y simplemente olvidé todo lo relacionado a esos días…hasta hoy, porque de la nada ha vuelto.
Solo que ahora no soy una niña, y ahora se que ese miedo es ansiedad, aunque saberlo no me evita sentirlo todo otra vez.”
Realmente fue un periodo corto, tal vez uno o dos meses, y la verdad no recuerdo ningún otro detalle de esa temporada, no se si baje el rendimiento en la escuela, si comía bien o no. Solo se que todo quedó atrás. Hasta que todos los sintomas volvieron años después. Entonces comencé a relacionar todo lo sucedido y me di cuenta que ese episodio que había vivido de niña había sido una crisis de ansiedad. No se que hubiera sido diferente si familia hubiera sabido como enfrentar esa situación. Sin embargo pienso que como la primera vez, la fe de mis padres fue clave para que yo pudiera salir adelante.
Cindy Arguello
El futuro está lleno de esperanza
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