Es verdad, soy adicta a las malas decisiones.
Me he tomado a la tarea de adentrarme a la profundidad de mis escritos recopilados a lo largo de 10 años, tratando de encontrar memorias que logren conectar con cualquiera que esté viviendo algo similar a lo que yo viví.
Sufrí de ansiedad y ataques de pánico por 5 años, y durante ese tiempo sucedieron tantas cosas que marcaron mi vida y conformaron la experiencia de la que ahora tomo ventaja para seguir creciendo y permanecer en la búsqueda de ser mejor cada día.
Lo siguiente fue escrito en Octubre 3 de 2011:
“Tengo mil recordatorios en mi mente para intentar mantenerme sobria (cabe aclarar que ni siquiera bebo alcohol) pero es tan abrumador, sin pensarlo de repente estoy en este lugar, rodeada con toda esta basura, toda la evidencia que me delata ante mi misma.
Es verdad, soy adicta a las malas decisiones, pero; ¿qué no lo somos todos?
Es un gran dilema, tendría que dejar mi humanidad y por ahora eso me es imposible.
Me son imposibles tantas cosas, probablemente la gente se escandalizaría. ¿Cómo, yo? Con esa posición que se me adjudica, a veces tan impuesta e involuntaria, soy capaz de tener tan inconveniente adicción, como si ellos no la tuvieran. Pero lo acepto, saben muy bien el arte de disimular y esa es otra de las cosas que se han vuelto imposibles para mí.
¿Recuperación? ¿A caso eso existe? Es tan humano equivocarse y tan divino a la vez, no descarto la idea de continuar mi vida intentando elegir lo correcto, es más, así es como vivo, pero tampoco descarto la idea de volver a tomar otra mala decisión.”
Me parece interesante el sentimiento de culpabilidad que experimentaba por simplemente vivir con ansiedad. Pensaba que había echo algo mal, que estaba pagando por algo, o que tal vez era tan mala persona que vivía de mala en mala decisión. Pero en realidad eran estragos de la distorsión que existía en mi mente con respecto a mí misma.
He aprendido a evaluar mis emociones, a descubrir de dónde vienen, a indagar que es verdad y que no. Y sobre todo, he encontrado identidad en Dios, por lo tanto, cualquier pensamiento que viene a mi mente a tratar de invalidar esa verdad en mí, es pasado por el filtro de la gracia que he encontrado en Dios expresada a través de la comunidad que me rodea.
Y sí, todos cometemos errores, pero eso es lo que nos hace humanos, la diferencia es si decidimos aprender o no de la situación.
Cindy A.
El futuro está lleno de esperanza.
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