Dormir es una bendición

Dormir es una bendición


Escrito en Mayo 19 de 2012 después de una noche de insomnio:

“Cada noche me voy a dormir preguntándome si mañana todo volverá a ser normal. 

Justo esta noche en especial fue cruel otra vez conmigo. 

Tenía tanto sueño, pero al parecer mi cuerpo tenía miedo de descansar, no se porqué a veces se resiste a hacerlo. 

Dormía por unos minutos y despertaba, luego otros minutos y despertaba otra vez. 

Después un ruido me asustaba, o un movimiento de mi propio cuerpo me ponía alerta.

Como cuando sueñas que te vas a caer, pero sin soñar.

No se a que hora sucedió y el sueño me venció. Al menos dormí algunas horas.

Cada mañana cuando suena mi alarma,  puedo disfrutar de los únicos minutos “normales” de mi día, hasta que mi inconsciente torpe e indiscreto despierta y me devuelve esa sensación de vacío en el pecho que me hace sentir los latidos del corazón en la cabeza y me hace casi sentir como los átomos de oxigeno entraran como torrentes por la nariz hacia mis pulmones. Siento como si cada átomo rozara las paredes del sistema respiratorio. Me cuesta respirar, me duele respirar.

Mi primer pensamiento del día siempre es: “ojalá esto terminara ya.”

Trato de ignorar los síntomas de esta ansiedad, hay días que lo logro, pero otros no, y eso me provoca enojarme  mucho conmigo misma. 

Aún así, estoy consiente de algo, me siento perfectamente bien cuando tengo a alguien con quien hablar, cuando estoy rodeada de gente y socializo. 

Pero en el momento que me aparto de todos, que mi cabeza y yo tenemos un momento a solas, la odiosa ansiedad vuelve, mi respiración es notable otra vez y de nuevo empieza la lucha por detener mis pensamientos. Son segundos para pasar de un estado al otro.  ¿soy bipolar? ¿voy a perder el sentido? ¿voy a terminar como un vagabundo deambulando por las calles?

Así es, las ideas en mi mente son tan inconsistentes como este escrito.”

Solo recuerdo la incoherencia de mis pensamientos en noches de insomnio. Recuerdo que solía tener pensamientos tan extraños, descabellados, sin sentido. Y lo sé porque cuando los analizaba al día siguiente me sorprendía de lo ilógicos que eran.

El insomnio fue algo que azotó muchas de mis noches. No solo era el echo de no poder dormir, sino la ansiedad y los síntomas físicos que la acompañaban.

Recuerdo como anhelaba tener una noche normal. Probé de todo; tés, pastillas, vitaminas, medicinas, meditación, audios, libros y nada funcionaba.


Volver a tener una rutina saludable para dormir fue un proceso bastante largo, no voy a mentir. Hubo muchas noches en que mi desesperación por no poder hacerlo era tanta que solo lloraba. Pero poco a poco, comencé a vencer esta condición. 
Hice rutinas muy especificas, como no ver televisión después de las ocho de la noche, o no comer nada pesado después de cierta hora. Leer cierta cantidad de capítulos de la Biblia antes de dormir, orar junto a mi mamá. Hasta que poco a poco todo fue volviendo a la normalidad. 

Este recuerdo me hace valorar tanto mis horas de descanso. Respeto mi hora de dormir y mi hora de levantarme, porque ahora lo veo como una bendición. Algo que realmente anhele por tantas noches. Irónicamente ahora he desarrollado la habilidad de dormir fácilmente en el momento que lo deseo,  ¡en el lugar que sea! Lo llamo habilidad porque para alguien que sufre insomnio, realmente lo es. 

Cindy Arguello

El futuro está lleno de esperanza

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